Pedagogías no-interventivas: acompañar

Las pedagogías no-interventivas, en las que se basan las escuelas libres (1) consideran la enseñanza como un proceso de acompañamiento en el que básicamente solo es necesario poner a disposición del alumno el ambiente y los recursos adecuados para que su propio aprendizaje suceda.

Para estas pedagogías todo aprendizaje esencialmente es un proceso de actualización de un potencial pre-existente, un recordar aquello que, de alguna manera, ya se sabía. Teniendo, por tanto, que ver más con un re-encuentro con ciertas capacidades internas, que con la adquisición de algo externo. En los procesos creativos —ya sean artísticos o filosóficos— es más relevante la disposición que la adquisición.

Desde esta visión no-interventiva, no solo podemos cuestionar buena parte de los modelos educativos, desde la escuela primaria a la universidad, también la mayor parte de los programas de ayuda, desde la auto-ayuda a la ayuda al tercer mundo. La mayoría de estos programas son finalistas, orientados a resultados, y olvidan activar las capacidades autónomas del sujeto ayudado, que sin esa capacitación se vuelve dependiente. La ayuda se vuelve entonces en contra.

El acompañamiento que el filósofo asesor ofrece, pone por ello especial cuidado en no suplantar al consultante, ya que cualquier resultado que no emane de su genuina comprensión sentida no tendrá ningún valor operativo real; y más que ayudar, confundirá. En este proceso, que en definitiva es un proceso de auto-conocimiento, el consultante es la medida y la “autoridad” última.

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(1) Como por ejemplo las pedagogías Montesori o Waldorf.